Compartilhando pontos de vista: Nívea Bona

Nívea Bona 

Agradezco la oportunidad de poder compartir algunas de mis sugerencias y hacer algunas provocaciones para nuestra reflexión en favor de la democratización de los estudios latinoamericanos en comunicación.

En primer lugar necesito explicar: vengo de un lugar de habla muy específico. Vengo de una caminata en las prácticas y estudios de la comunicación popular, alternativa y comunitaria desde adolescente, en un Brasil que se abría a la democracia -que no sé si llegamos a alcanzar plenamente. Mi investigación de maestría fue hecha bajo las miradas de Cicilia Peruzzo y versó sobre la comunicación en movimientos sociales. La del doctorado investigó a los comunicadores de ocho movimientos sociales de Brasil y España bajo las miradas de Jiani Bonin y evaluación de Efendy Maldonado. Formo parte de tres grupos de investigación en Brasil, donde todavía investigo la comunicación que tiene el pie en el suelo, que se hace en las comunidades, movimientos sociales, en el periodismo alternativo.

Soy mujer, latinoamericana, investigadora y profesora. Todo eso forma parte de mi identidad. Pero por esas vueltas que el mundo me da me encuentro en un lugar de frontera que desafía mis construcciones tanto teóricas como de contexto. Hoy vivo en una pequeña isla del este de Estados Unidos, con un marido americano que conocí en Chile. Lo que me trajo a estas bandas fueron motivos familiares. Mi hijo vive en Panamá. En fin, la globalización golpeó la puerta de mi familia.

A pesar de tener ese camino en la investigación latinoamericana hoy no poseo un apellido institucional. Mientras mis colegas son fulanos de tal Universidad, yo soy Nivea de lugar alguno, latinoamericana, viviendo en los Estados Unidos. Y esa simple falta de un apellido causa una extrañeza inmensa en mis obras. Tengo el sur global dentro de mí, pero estoy ubicada en el norte global. Hoy en día yo investigo no para hacer las
puntuaciones para mi currículum o engordar las estadísticas formales de alguna institución. Hoy investigo para seguir siendo yo misma, para afirmar el suelo de parte de mi identidad: el área del saber.

Y mis reflexiones vienen exactamente de ese lugar fronterizo. Es de ese lugar extraño que brota mi discurso. De esa ausencia institucional y de ser del sur, viviendo en el norte.

En ese lugar de frontera siento en la piel las necesidades de puentes que necesitamos construir entre investigadores de todo el mundo. Puentes que van a llevar las investigaciones realizadas en América Latina a otros lugares y estimular intercambios que van a enriquecer a todas las regiones y centros de investigación.

Y es de ese lugar de habla que apunté algunas acciones que podemos practicar en nuestro trabajo diario, en las decisiones que tomamos cotidianamente y en espacios de reflexiones que creamos dentro del cumplimiento de nuestras obligaciones.

En ese lugar de frontera en que me encuentro es posible ver que los diálogos entre el Norte y el Sur deben ser estimulados no sólo en el intercambio de las teorías y de las construcciones epistemológicas, sino también en el modo como conducimos los procesos dentro de la academia, dentro de nuestros quehaceres (por ejemplo de Certeau). Abordo aquí dos grandes ítems que el tiempo me permite: publicaciones y docencia.

Publicaciones
Hacer una investigación lejos de grandes centros de producción de conocimiento, que reúnen bibliotecas e instituciones de enseñanza, todavía es bastante costoso incluso con toda la tecnología que tenemos a nuestra disposición a través de Internet. En una visión general construida por mi experiencia en estos dos años viviendo en los Estados
Unidos e intentando hacer investigación, puedo decir que:

– Las revistas científicas latinoamericanas en su gran mayoría están abiertas al acceso de investigadores de todo el mundo a través de internet. Esta postura promueve la democratización de los saberes y estimula a investigadores de cualquier lugar geográfico o financiero para que sigan adelante. Esta práctica de tener acceso libre, debe ser mantenida, a mi juicio, aun sabiendo que muchas de esas publicaciones
pasan por dificultades financieras para mantenerse. Y es por eso que gran parte de ellas están vinculadas a instituciones de enseñanza.

– Por otro lado, las publicaciones del norte global (Estados Unidos y Europa), incluso formando parte de instituciones, son cerradas para el acceso de individuos externos a grandes instituciones que las firman, o carísimas para poder acceder a ellas. Una investigadora brasileña que tuvo un artículo traducido al inglés y publicado en una revista estadounidense tuvo que pagar cuarenta y dos dólares para tener acceso a su propio artículo.

Entonces, de mi lugar de habla, veo el norte global siendo muy competente en monetarizar el conocimiento y dar sustentabilidad a las publicaciones, pero también,con una visión de lucro que excluye a mucha gente del ambiente académico.

Ya nuestras publicaciones que privilegian la democratización del conocimiento pasan por dificultades y dependen de trabajo voluntario para mantenerse. Una de las posibilidades aquí sería pensar en ese medio término que el periodismo alternativo online está desarrollando en Brasil para mantenerse: el micro-financiamiento. Pequeños valores de firma que mantengan las publicaciones y al mismo tiempo ofrezcan acceso a un gran número de personas. Aquí estoy aplicando la cola larga que Chris Anderson apuntó a los negocios en Internet en general.
Pero más importante que aprender de los colegas del norte a lidiar de manera más objetiva con las formas de financiamiento que involucra a la academia, necesitamos urgentemente traducir. Traducirnos. Y publicar nuestros trabajos traducidos.

Yo entiendo que en muchos colegas latinoamericanos hay una clara resistencia a aprehender o usar la lengua inglesa. Cito un ejemplo práctico: en nuestro grupo de trabajo aquí de IAMCR, en la última conferencia, he visto que varios colegas del Norte presentaron desarrollos de conceptos que habían sido tratados en grupos de
investigación en Brasil hace mucho tiempo. Cuando hubo la llamada a un número especial de la revista Journal of Alternative and Community Media, invité a los colegas del grupo de investigación para que presentaran sus trabajos y oí: – En inglés, no, es demasiado, Nivea…

Entiendo que para muchos colegas la lengua es parte importante del proceso colonizador al que muchos reaccionan. Pero estando en ese espacio de frontera en que me encuentro, entiendo que más importante que resistir, es mezclar, formar parte, usar de las herramientas del otro, incluso la lengua para establecer nuestra presencia.

El objetivo aquí no es colonizar, sino construir puentes y diálogos en los que los estudios latinoamericanos en comunicación dejen de ser un grupo aparte, una especificidad para ser parte de un todo mundial.

La argentina Flor Enghels, que vive en Suecia, en el último congreso de la ICA que fue en Praga este año, hizo un discurso apuntando a que necesitamos traducir más los trabajos latinoamericanos. Ella, junto con Martín Becerra, descubrió un lugar común bibliográfico cuando se trata del norte refiriéndose a América Latina. Se citan frecuentemente y exhaustivamente los más traducidos: Beltrán, Díaz Bordenave,
Freire, Martín-Barbero y García Canclini. Así, ella propuso un número especial de la revista Comunication Theory, publicada por Oxford Academic, que trae trabajos que estudian otros autores latinoamericanos, en inglés.

Necesitamos hacer más. Traducir más.

La producción en asociación con colegas del Norte es otro camino fantástico que sé que muchos colegas están siguiendo.

Enseñanza

Dentro de ese pensamiento de que necesitamos ocupar los espacios y sintetizarnos con esa cultura del norte, tratemos de nuestra misión como profesores. Como docentes e influyentes primarios de innumerables alumnos y compañeros de trabajo, es nuestro deber arrastrarlos hacia los congresos internacionales. Entendemos que hay un alto costo de viaje, de producción científica y de tiempo, y que muchas instituciones no están preocupadas de financiar esos desplazamientos. Es en ese punto que entiendo que necesitamos tomar el protagonismo como individuos y no como parte de instituciones.

Además de mi ejemplo aquí, de no pertenecer a institución alguna y al mismo tiempo estar fuertemente involucrada con la investigación en comunicación, tenemos el ejemplo de lo que ocurrió recientemente en el programa de postgrado en comunicación de la Universidad Metodista de São Paulo. Sus dirigentes tomaron la decisión despedir a más del 50 por ciento de sus docentes. Gente con años de caminar en el campo de la comunicación, nombres fortísimos. Muchos de ellos también cerraron sus grupos de investigación por estar vinculados a la institución. Otros fueron trasladados a otras instituciones por cuestiones burocráticas pero sobrevivieron porque sus integrantes quisieron e hicieron acontecer. El individuo y las asociaciones necesitan de más poder.

Si la institución no invierte en esos intercambios internacionales, hagámoslo nosotros. Otro ejemplo que puedo dar es de una alumna que participó en el IAMCR en Colombia. Yo le insistí a ella y a un colega profesor, que son del mismo grupo de investigación y que nunca habían participado en un congreso fuera del país, que me acompañaran.
Ella hizo un crowdfunding para el viaje. Él tuvo ayuda de la institución sólo en la inscripción. Pero fueron. Para ellos, voy a usar la expresión en inglés, fue blowing mind.

Es nuestro papel como profesores estimular a nuestros alumnos a aprender otras lenguas e invitarlos a participar aún más en eventos internacionales. Mostrarles que nuestro conocimiento producido en América Latina necesita ser democratizado a través del trabajo de cada uno, de traducción y mayor participación. Y que usemos nuestra
creatividad y la experiencia de los colegas del norte para encontrar formas creativas e innovadoras de financiamiento de esas alianzas.

Muchas Gracias!

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